Ciutadella tiene el mayor término municipal de la isla debido a su importancia en el pasado. De hecho, su casco antiguo tiene el atractivo de lo que fue la capital menorquina hasta el siglo XVIII. Paseando por sus palacios, iglesias, plazoletas y callejuelas, descubriremos el encanto de una de las mejores ciudades medievales del Mediterráneo.
La gran extensión de su término municipal, casi un tercio de la superficie total de la isla, favorece que allí se localicen un gran número de calas. La calas vírgenes del sur, como Macarella, Cala'n Turqueta o Son Saura, son visita obligada por casi todos los turistas. Allí, como en Algaiarens al norte, nos maravillaremos con espacios naturales vírgenes y paisajes espectaculares. En la costa sur de Ciutadella encontraremos calas de culto como la emblemática Cala Macarella
Pero las calas mencionadas no son las únicas en la zona de Ciutadella. Como en toda la isla, encontraremos sitios aptos para el baño por todo el litoral e, incluso, con algo de perspicacia, podemos encontrar lugares fantásticos, poco mencionados en las guías. Aparte de las calas, también merece especial mención el áspero paisaje del faro de Punta Nati, la fascinante Naveta d'es Tudons y la ermita de Sant Joan de Missa, fuente de las célebres fiestas de Sant Joan.
Ciutadella y su entorno supone una de las mayores fuerzas turísticas de la isla. La estampa de su puerto, lleno de "llaüts", veleros y barcas de pescadores es la viva imagen de un mundo lejano, por muchos, nostálgico y anhelado. Al anochecer, olores generosos de cocina menorquina penetran en la atmósfera y se funden en el ambiente. Las veladas se alargan hasta la madrugada, y solamente las ganas de playa al día siguiente consiguen que abandonemos este lugar fantástico, magnífico escenario de pequeñas grandes cosas, Ciutadella de Menorca.
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